Jueves 16 de mayo, ACABA LA AVENTURA,
Obsequio de uno de nuestros compañeros de la Jagiellonian.
Hoy toca despedirse de Cracovia. Ha sido una experiencia inolvidable. Es una ciudad bonita y acogedora. Y mucho más acogedores han sido los alumnos de Jageillonian University de la permanente que nos han acompañado estos días. Cuando nos embarcamos en el Erasmus+ no podíamos imaginar que íbamos a encontrar a gente tan maravillosa. Siempre dispuestos a acompañarnos y a facilitarnos todo. Pero además nos han descubierto que los estereotipos que existen sobre ellos no responden a la realidad. Han sido muy cariñosos, detallistas y desinteresados.
Esperamos poder volver a verlos pronto, puesto que hemos fraguado una buena amistad.
Para nuestra última cena, Alina nos recomienda un magnífico restuarante de comida tradicional, justo en frente del teatro "El restaurante de la Abuela Frambuesa" y como no, volvemos a probar el ZUREK, una sopa de salchicha, caldo, huevos y especies que es una delicia, servida dentro de una hogaza de pan.
Como broche final al viaje hoy hemos ido a visitar "La mina de sal", y dos alumnas del Jageillonian nos han recogido en dos taxis para acompañarnos hasta allí y nos han esperado a la salida, para facilitárnoslo todo.
La mina de sal nos muestra la capacidad de trabajo del pueblo polaco y su religiosidad. Ha sido un recorrido muy especial y revelador, lleno de esculturas hechas con la propia sal solidificada, que sorprendía, por su brillo y transparencia, en ocasiones se acercaba a lo que nos produce el mármol, todo ello hace mención al propio carácter polaco y a su gran resistencia. Allí hemos visto unas salas impresionantes por su belleza y recogimiento.
Nuestra última comida polaca al lado de la estación. Disfrutamos de una sopa clara de col y un crêpe frito de carne. ¡Muy bueno!
Cuando hemos llegado al aeropuerto, cual ha sido nuestra sorpresa, nos hemos encontrado con un alumno que estuvo en la comida que nos ofrecieron los alumnos y directivos del programa de la permanente de Cracovia, venía a despedirnos y a llevarle un detalle a Esteban que fue con quien más compartió en dicha comida.
Después nos hemos metido en materia para volver a Alicante, con cierta tristeza, la verdad. Se nos ha quedado un poco corto, hubiéramos deseado algún día más allí.
Pero la unión que hemos fraguado entre nosotros, los alicantinos, no acaba aquí, vamos a seguir viéndonos y ampliando nuestra amistad, que ha sido uno de los mejores tesoros que nos hemos traído de vuelta, junto con todo el aprendizaje que nos ha proporcionado la experiencia de Erasmus+ de la Universidad Permanente de Alicante.
Gracias por tanto.






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